Conferencia de Miguel Ángel Quiñones, del Instituto de Ciencias Agrarias del CSIC.
Las plantas y los microorganismos del suelo interaccionan aportándose beneficios mutuos, lo cual podemos utilizar para favorecer la conservación del medioambiente. Las leguminosas establecen simbiosis con rizobios, bacterias del suelo con el potencial para fijar el nitrógeno atmosférico, formando nódulos. El nitrógeno es un elemento que suele ser limitante para el crecimiento de las plantas en muchos suelos, por lo que generalmente se recurre a su fertilización, la cual finalmente lleva a la contaminación de aguas superficiales y subterráneas. Las leguminosas noduladas, en cambio, disponen de la fuente inagotable de N que es la atmósfera lo que les da una ventaja importante respecto a otros tipos de plantas y también una mayor tolerancia a diversos tipos de estreses. El cultivo de leguminosas inoculadas con rizobios es una alternativa barata y respetuosa con el medio ambiente, que permite la regeneración de suelos pobres y su enriquecimiento en nitrógeno para que el posterior cultivo de otras especies vegetales no requiera el uso de fertilizantes.